cliente. (Del lat. cliens, -entis).
1. com. Persona que utiliza con asiduidad los servicios de un profesional o empresa.
A lo mejor es una chorrada esto que voy a decir, pero ¿soy la única a la que se le hace raro que la traten de clienta cuando hace uso de los servicios públicos que paga con sus propios impuestos?
No sé muy bien a dónde va esta reflexión, ni este post, ni por qué lo pongo. Es solo que ayer saqué la foto que lo acompaña y me llamó la atención (eso y que el blog es mío y me lo follo como quiero). ¿Los usuarios del Metro de Madrid somos clientes? ¿Y los de la EMT también? (también hay carteles que nos llaman así en varios autobuses) Estrictamente, según la RAE (que no suele ser la fuente más fiable de sabiduría, por lo visto), parece que sí, aunque a mi me gustaría más ver una palabra, ¿cómo decirlo? menos… mercantilista. ¿No podemos ser usuarios o ciudadanos y así no tener la sensación de que usamos el Metro como quien compra en El Corte Inglés? Hace unos meses en un hospital público de la Comunidad de Madrid también observé cómo se trataba a pacientes y familiares en términos de clientela. ¿De verdad? ¿De verdad somos clientes y no pacientes?
Llamadme paranoica, pero a veces me pregunto si todo esto no forma parte de un uso retorcido del lenguaje que nos invita a ir acostumbrándonos, sin darnos demasiada cuenta, a la privacidad de los servicios públicos. Ya sé que no tiene sentido, pero yo me siento así.